jueves, 1 de julio de 2010

CINE: "OCEANOS" - El mar, fascinante y desconocido.


Por Fernando López
Para LA NACION

El documentalista Jacques Perrin -aquel de Microcosmos y Tocando el cielo - vuelve a registrar la belleza desconocida del mundo natural, en este caso, las profundidades marinas

No podía permanecer indiferente ante el eterno misterio del mar quien hace catorce años concretó una escrupulosa inspección del mundo de los insectos ( Microcosmos ) y tiempo después, fascinado por el fenómeno de la migración de las aves, encontró el modo de volar con ellas en Tocando el cielo (2001). A Jacques Perrin -de él se trata- no lo intimidan las empresas ciclópeas que debe afrontar cuando se trata de seguir adelante con su exploración cinematográfica de la vida natural. En su carácter de productor y director, que cada vez más prevalece sobre su condición de actor ( La muchacha de la valija, Cinema Paradiso, El desierto de los tártaros ), se ha propuesto "mostrar la diversidad de la naturaleza, celebrarla y sensibilizar a la gente respecto de su protección". Océanos -que estrenará mañana Distribution Company- es su producción más reciente y ambiciosa en ese terreno.

En el fondo -han admitido tanto él como Jacques Cluzaud, con quien compartió la dirección- el film nació del sueño de nadar con delfines, peces y otros animales marinos siguiendo sus desplazamientos y sus acrobacias por el océano sin importar su velocidad.


Para que la cámara pudiera concretarlo, fue necesario concebir nuevas técnicas de filmación e inventar ingeniosos equipos y aparatos, tarea que demandó buena parte de los siete años que insumió la totalidad de la producción. Más que exhibir el espectáculo de la vida en el mar -y los peligros a que está expuesta por la acción del hombre-, procuraban transmitir al espectador la emoción de participar de ella. No querían hacer un documental didáctico: confiaron en el relato que la propia vida oceánica entregaría por sí misma.

Pero el mar tiene múltiples caras según lo observe un pescador, un investigador, un militante ecologista, un marinero, un nadador, un contaminador, un zoólogo? ¿Cómo abordarlo?

Se concentraron en lo esencial, las criaturas marinas, y decidieron que ellas fueran las que mostraran su modo de vivir y su actual circunstancia, reduciendo al mínimo las palabras y el punto de vista humano: pero que los animales fueran protagonistas planteó problemas muy complejos, lo que supuso paciencia, ingenio, dinero y, sobre todo, tiempo. Indispensable para exponerse a mucho ensayo y error y emplear a veces muchísimas horas para extraer apenas unas pocas imágenes.

El rodaje se desarrolló en más de cincuenta rincones de los mares del mundo y contó con la ayuda de una multitud de asesores, oceanógrafos, biólogos, navegantes, buzos, camarógrafos, geógrafos, etc.

Medio siglo después de la famosa El mundo del silencio (Jacques Yves Cousteau-Louis Malle, 1955) y tras decenas de documentales sobre el mundo marino, los cineastas quisieron subrayar un aspecto de la vida oceánica: la velocidad de su movimiento constante. Así siguieron (tal vez convendría decir acompañaron) los desplazamientos elegantes y vertiginosos de su heterogéneo e innumerable "elenco", de la iguana marina a los tiburones, las ballenas, los atunes, las focas y pingüinos hasta los peces más extravagantes y las criaturas más pequeñas y raras.

Sin dejar de recordar cuántas especies han desaparecido y cuántas otras peligran por la irresponsabilidad, la desidia o el desconocimiento de los hombres, Océanos -se anticipa- usa el lenguaje (y la emoción) del cine para sumergirnos en el mar, celebrarlo y aprender a respetarlo un poco más.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1279940

http://www.oceanoslapelicula.com/

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