BBC Mundo
Al igual que en el caso de muchas madres a punto de dar a luz, la última etapa del embarazo puede ser difícil para los delfines, según un nuevo estudio.
Las hembras embarazadas reducen su velocidad y la amplitud de sus movimientos. Foto: P. Souders/World Photo
Las hembras parecen seguir moviéndose con la fluidez y elegancia característica de estos cetáceos, pero cuando se encuentran próximas al parto, la velocidad máxima a la que se desplazan se reduce a la mitad, lo que las hace más vulnerables a depredadores.
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Shawn Noren, del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California, en Santa Cruz, en Estados Unidos, estaba investigando en un principio cómo los delfines bebés aprenden a nadar.
Pero mientras buceaba junto a delfines nariz de botella o delfines mulares en Hawaii y filmaba su comportamiento, encontró fascinante la forma en que las futuras madres se adaptaban a las exigencias de la preñez.
Mayor resistencia
Noren registró más de 30 horas de filmaciones de dos hembras embarazadas y las estudió desde 10 días antes del parto hasta dos años después de dar a luz.
Las hembras preñadas usan el doble de la energía requerida normalmente para desplazarse.
Durante los 12 meses de embarazo, las hembras muestran un bulto característico en su abdomen y la investigadora quiso medir exactamente cómo esto afectaba sus movimientos.
"Cuando una hembra embarazada nada a 1,7 metros por segundo, enfrenta la misma resistencia en el agua que una delfín no preñada que se desplaza a 3,4 metros por segundo", señaló Noren.
"Así que la hembra embarazada enfrenta la misma resistencia nadando a la mitad de la velocidad".
Noren también quería saber si los animales cambiaban la forma de moverse para compensar el aumento en la resistencia.
La científica encontró que las hembras reducían la amplitud del arco que dibujan con sus colas, es decir, el movimiento de arriba hacia abajo con el que logran propulsarse en el agua.
"Las hembras embarazadas disminuyeron en un 13% la amplitud de ese arco, tal vez porque el feto se encuentra en la parte posterior del cuerpo y eso limita sus movimientos".
Más lentas que sus depredadores
El cambio en la amplitud del arco hace más lentas a las hembras. Su velocidad máxima es de aproximadamente 13km/h, mientras que los delfines pueden nadar normalmente a más de 22km/h.
Para poner esta cifra en contexto, basta considerar la velocidad de uno de los principales depredadores del delfín. Las orcas nadan a una velocidad de entre 14-30km/h. Otro de sus depredadores, el tiburón tigre, puede alcanzar 32km/h.
"Esto deja en evidencia que las hembras embarazadas son mucho más vulnerables", dijo Noren.
William Sellers, zoólogo de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, dijo que no le sorprende cuán alto es el costo del embarazo.
"Todo los mamíferos invierten mucho en sus crías, pero cuantificar esto nos da una idea de lo que representa la preñez para los delfines".
La mayor resistencia que enfrentan las hembras embarazadas significa que deben usar el doble de energía para moverse, según Sellers.
"Los delfines tienen un cuerpo increíblemente aerodinámico y cualquier cambio en la forma tiene un gran efecto".
Para Sellers, el estudio muestra que para proteger efectivamente a los delfines, es necesario entender más profundamente su ecología.
El estudio fue publicado en la revista Journal of Experimental Biology
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